La vivienda vacía... de datos

Vivimos una época de hiperinflación de opiniones y una clamorosa carencia de datos fiables. No porque no los haya sino porque se utilizan como muletilla de opiniones preestablecidas. Esas ideas marco que nos describió Lakoff y que configuran las opiniones publicadas que conforman la opinión pública colectiva. Esa que se adjetiva como “problema”, sin ir muchos más allá en su continuo resolutivo. Que muchos no pretendan ni siquiera buscar porque tal vez el verdadero negocio se centra en no encontrarlo.

Hay varios ejes de debate sobre la vivienda que incluso tienen gran fortuna parlamentaria. Vamos en esta primera tribuna con uno de ellos: La vivienda vacía como expresión de la codicia humana. Hay millones dicen unos, cuatro, pontifican incluso otros a nivel nacional. También hay asesores políticos expertos que dan por bueno datos de las aplicaciones del sector inmobiliario y cifran en 266.000 las viviendas vacías en Madrid. Sin que nadie sepa exactamente de donde ha salido la cifra y que significa “vivienda vacía” a efectos estadísticos.

Porque, ante un problema de esa magnitud. O sea, con la supuesta retención especulativa de nada menos que el 28% del parque residencial madrileño, sin definir quienes son los propietarios causantes de ello y sin molestarse siquiera en identificarlos, se ha dado por bueno un dato inflacionista que solo contribuye a generar ansiedad en la demanda de vivienda para uso propio.

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